Os va a sonar raro

Posiblemente desentone bastante esto con respecto a mis otros post, tal vez sea porque son las 4:30 de la mañana, o puede que sea un efecto de los hipnóticos que me he tomado pero que no han conseguido su objetivo principal, pero es algo que no puedo quitarme de la cabeza, por varios motivos.

¿Cuántas veces nos hemos parado a meditar sobre la vida? Excluyendo los desvaríos filosóficos producidos por ingentes cantidades de alcohol en vena, se entiende. Pero pensad por un momento, ¿en cuantas ocasiones uno valora en serio la vida? Y no me refiero a cosas como suicidios ni nada por el estilo, sino a estar un día solo y ponerte a intentar recodar. Son muchos los buenos recuerdos, pero se quedan en eso, recuerdos. Momentos felices que en su momento desaprovechaste y desearías que volviesen, aunque fueran por un solo segundo, para poder sentir aquella sensación, escuchar de nuevo bromas y comentarios graciosos, volver a saludar a amigos que se marcharon por sendas distintas a la tuya y que rara vez se cruzan. Me vienen a la cabeza varios nombres de personas que sí se habrán parado a pensar lo mismo que yo, y posiblemente en más de una ocasión. En algunos casos lo sé por haber hablado con ellos sobre esto, sentados y con una cerveza en la mano, intentando rehacer un tapiz con retazos de recuerdos de cada uno. En otros casos son meras suposiciones basadas en algún comentario que voló en una charla y en un poco de conocimiento personal (poco por no decir ínfimo, pues admito que soy ignorante, pero uno no puede dejar de andar en el desconocimiento si no hay nadie que le enseñe).

Y después, un día cualquiera, te das media vuelta y ves atónito que los años han volado, que sin darte cuenta diste un paso y no hay manera de darle marcha atrás al tiempo, que llega el momento de plantarle cara a la vida y el muchos casos no tienes idea de cómo hacerlo, pero así esta el panorama, y solo queda intentar armarte de valor, con una venda en los ojos y echar a andar por un puente colgante y como único apoyo los amigos de verdad, los que nunca te darán la espalda, los que acudirán a ti cuando los problemas sean tantos que no te dejen seguir el paso para alzarte de nuevo e incluso compartir parte de la carga. Y como no, la pareja, que si has tenido suerte estará siempre junto a ti, en ocasiones como guía, en otras como compañero/a, pero a tu lado durante todo el viaje.

¿Se puede encontrar mejor ayuda que esta?